Los nuevos seniors: una nueva vida plateada

De repente, sin darnos cuenta, la vida ha cambiado. Durante generaciones, la esperanza de vida en el mundo se mantuvo constante en la cifra de 31 años. En Suecia, en el año 1800 la esperanza de vida al nacer era de 32 años. En España, en 1920 no se superaban los 40 años, la misma esperanza de vida que en la Hispania romana de 2.000 años antes. Hoy, en ambos países europeos, la cifra es de ochenta y tantos años. Son los nuevos seniors, personas mayores que quieren disfrutar de la vida con salud.

Pero no hace falta retrotraerse tanto, en el año 1960 la esperanza de vida de un hombre español, francés o alemán era de 66 años, hoy por encima de los 80 años. En sesenta años le hemos ganado a la vida 15 años. Por eso, me he atrevido a usar la expresión “de repente” para comenzar esta reflexión. Tenemos la suerte de que los que leemos este artículo, todos, estamos viviendo un cambio inédito en la historia de la humanidad. Una nueva vida que en los mil siglos anteriores era imposible, pero nosotros hemos alcanzado; una existencia que permite a una gran mayoría llegar con salud hasta más allá de los ochenta años e incluso rozar los cien años.

Las implicaciones de vivir más años son inmensas en todos los ámbitos pero, las que mayor atención han captado son las vinculadas al sistema de bienestar social puesto que muchas personas con más años de vida suponen más gastos pensionarios y de atención sanitaria. Este incremento de gasto no previsto cuando se diseñó el estado del bienestar provocaría un colapso de este, salvo que se tomen decisiones valientes pero impopulares. 

Economía plateada: un cambio de perspectiva

Sin restar ni un ápice de importancia al impacto de la longevidad en las cuentas públicas, es profundamente parcial que no se haya dedicado tanto tiempo a analizar las consecuencias del envejecimiento en otros campos con evidentes consecuencias económicas. La conocida como economía plateada (silver economy) ha venido a paliar esa ausencia de implicaciones positivas del alargamiento de la vida. 

Esta disciplina entiende el envejecimiento como un gran desafío, por los radicales cambios socioeconómicos que supondrá con consecuencias a largo plazo y en los desarrollos organizativos e institucionales. "El rápido envejecimiento demográfico no solo es un desafío social importante -en términos de presupuestos públicos, mano de obra, competitividad y calidad de vida-, sino también una gran oportunidad para nuevos empleos y crecimiento". 

También la Comisión Europea ha definido la economía plateada como "la suma de toda la actividad económica que satisface las necesidades de las personas de 50 años o más, incluidos los productos y servicios que compran directamente y la actividad económica adicional".

La relevancia del tema ha hecho que existan numerosos intentos de definir la economía plateada, especialmente a partir de los llamados "libros blancos", promovidos por instituciones supranacionales. Por ejemplo, "un entorno en el que los mayores de 60 años interactúan y prosperan en el lugar de trabajo, participan en empresas innovadoras, ayudan a impulsar el mercado como consumidores y llevan una vida saludable, activa y productiva". Otras definiciones de la economía plateada se sostienen sobre las mismas características principales, como, por ejemplo, la planteada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 donde definía a la economía plateada como “un concepto que intenta capturar los efectos económicos y las oportunidades resultantes del envejecimiento de la población". 

Avanzando un paso más en esta misma línea, la Fundación Mapfre propone el concepto ‘Ageingnomics’ formado por la convergencia entre envejecimiento (ageing) y economía (economics), denotando el potencial de dicho tándem y las perspectivas positivas relacionadas con las oportunidades económicas de la transición demográfica y el envejecimiento poblacional. 

En suma, la economía plateada se refiere a las oportunidades para gobiernos, empresas, sociedades e individuos que surgen al adaptar y crear políticas, productos y procesos a las necesidades del envejecimiento de la población. 

En esta línea, son muchas los investigadores que consideran que el gran desafío del envejecimiento de las sociedades puede compensarse con innovaciones tecnológicas e institucionales que permitan conducir al llamado “dividendo de la longevidad” que es el conjunto de externalidades positivas asociadas a la transición demográfica que está teniendo lugar. 

Profundizando en este concepto, Olshansky lo define como la combinación de los beneficios sociales, económicos y sanitarios derivados del retraso del envejecimiento (entendido desde un punto de vista biológico). Este retraso permitiría extender el tiempo durante el que las personas conservasen sus capacidades físicas y mentales, lo que haría que pudieran trabajar durante más años, incrementar sus ingresos y ahorros acumulados y, por tanto, disminuir el impacto sobre los sistemas de pensiones. Todo esto resultaría en un beneficio neto para las economías nacionales. 

En este sentido, el conocido como talento senior ha comenzado a ser estudiado precisamente por la pérdida de oportunidades que supone para un territorio no aprovechar la experiencia de millones de estos nuevos seniors, puesto que el mercado laboral se ha cerrado durante los últimos tiempos para esta cohorte de edad.  

Nuevos seniors, nuevos consumidores, nuevas demandas 

En una economía de mercado las personas que superan los 50 años ofrecen su mano de obra, pero también demandan bienes y servicios comprendiendo campos de oportunidad por el lado de la oferta y la demanda:

  • Ocio y turismo: con vidas más largas, más tiempo libre y un considerable poder adquisitivo, la demanda en este campo presenta grandes oportunidades de negocio poco desarrolladas hasta el momento. En esta línea, diversos autores analizan específicamente el concepto de turismo plateado o silver tourism. 
  • Salud: frente al reto del envejecimiento de la población, es necesario promover que este envejecimiento sea activo y saludable. Tal y como explica la Organización Mundial de la Salud, la aplicación de nuevos enfoques en sanidad y cuidados puede mejorar los resultados en este campo, así como reducir los costos. La innovación en este campo podría cambiar la relación existente entre discapacidad e independencia. Además, esta misma fuente advierte de la necesidad de estimar de forma correcta los costes asociados a salud y cuidados derivados del envejecimiento de la población. La evolución del sistema de cuidados que se sugiere plantea oportunidades para los agentes y profesionales que se sitúen en ese nuevo terreno.
  • Vivienda: la accesibilidad de las viviendas es fundamental de cara a mejorar la calidad de vida de una población cada vez más envejecida. En España dos de cada tres viviendas no son accesibles, lo que pone de manifiesto el ingente reto de conseguir espacios dignos donde envejecer con calidad. Además, la gran mayoría de adultos mayores españoles aspira a vivir en su hogar el mayor tiempo posible lo que abre multitud de oportunidades no solo para las reformas sino para la domótica (smart homes) y los servicios asistenciales. Todo ello en el contexto de unas ciudades que sean inteligentes precisamente por ser útiles para sus habitantes.
  • Finanzas: La previsible tensión de los sistemas públicos de pensiones supone un acicate para las innovaciones en los otros dos pilares del ahorro: los planes privados de pensiones y los planes de empleo o de empresa. En ambas figuras las oportunidades surgirán en paralelo a la necesidad de democratizar nuevas fórmulas de hacer líquido el patrimonio inmobiliario de los mayores ante una larga vejez. En España la gran mayoría de los adultos mayores poseen una vivienda pagada que podrán capitalizar mediante productos financieros poco extendidos como la hipoteca inversa, la nuda propiedad o las rentas vitalicias.
    No puede dejar de tenerse en cuenta que frente a la creencia popular de que las personas mayores son económicamente dependientes del Estado, diferentes estudios muestran que esto no tiene que ser así. 
    Por ejemplo, Lee y Mason estiman que los activos de las personas mayores contribuyeron positivamente al crecimiento económico anual en el Reino Unido a lo largo de la década de 2010 (sumando entre un 0.6% y un 0.8% al crecimiento del PIB). Consecuentemente, es necesario estudiar a fondo las implicaciones del envejecimiento de la población sobre el consumo, la equidad y la eficacia económica, así como su impacto sobre el sistema de pensiones.  
    El Barómetro de Consumo Senior de la Fundación MAPFRE ha demostrado que los españoles que superan los 55 años, en su gran mayoría, tienen vivienda en propiedad, ahorran y disponen de dos ingresos en el hogar. A su vez hoy en día la pensión media de un pensionista en España supera el salario medio de un trabajador.
  • Tecnología: estudios como los de Acemoğlu y Restrepo defienden una relación positiva entre tecnología (más en concreto la robótica) y longevidad. La confluencia de ambas da lugar a la gerontecnología y jugará un papel clave dentro de la economía plateada, creando grandes oportunidades de negocio y contribuyendo activamente a la mejora de la calidad de vida de los mayores.

Conclusiones

Pero no todo es economía. Una nueva larga vida abre la posibilidad y tiempo de no dejar por el camino planes sin realizar. Por eso debe repensarse el concepto de “vejez”, ya que no es sinónimo de “baja actividad”. 

Y es que más que la edad cronológica, lo que marca la diferencia es la salud y el nivel de dependencia de las personas mayores, ya que esto será lo que determine realmente su capacidad de contribución a la sociedad y a la economía. En esta línea, algunos autores resaltan la diferencia entre la edad cronológica y la edad biológica siendo esta última un indicador más realista. 

Un baremo que demuestra una vez más la gran heterogeneidad de un colectivo que ya poco o nada tiene que ver con el modelo demográfico anterior y que exige que este cambio de paradigma se traduzca también en nuevas oportunidades y productos que se adapten a ellos. 

En España la población mayor de 65 años aumentará un 27% de 2020 a 2033. Es decir, un mercado en el que los demandantes crecerán casi el 30%, supone en cualquier sector una gran oportunidad. Y la pandemia ha puesto de manifiesto con su brutal impacto en la población adulta mayor que son necesarios nuevos bienes, nuevos servicios y nuevos operadores que hagan más fácil la vida a los nuevos seniors. 

Bienvenida sea esta nueva vida plateada.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)