La violencia contra las mujeres no diferencia nacionalidades, estatus económico ni social. Se trata de una grave violación de los derechos humanos presente a nivel mundial y de carácter estructural.
Ante los innumerables casos diarios de mujeres víctimas de violencia en múltiples formas, el Consejo de Europa adoptó el Convenio de Estambul. Violencia de género, desigualdad y discriminación de la mujer son, por tanto, aspectos centrales de este convenio y su objetivo final es alcanzar su erradicación.
Para ello, este convenio aborda la violencia, en sus diferentes formas, ejercida contra las mujeres por el mero hecho de ser mujeres y/o que les afecta de manera desproporcionada.
Con la firma del Convenio de Estambul en el año 2011 se estableció el instrumento jurídico de mayor alcance para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres, contemplada como una violación de los derechos humanos.
Por tanto, este tratado, que tiene por objeto establecer una tolerancia cero ante la violencia contra la mujer, representa un avance importante hacia una Europa más segura.
El Convenio de Estambul. Violencia de género en Europa.
El Convenio de Estambul entró en vigor en el año 2014 y con él el compromiso de los Estados miembros del Consejo de Europa que lo ratificaron.
El Convenio establece que la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica no pueden ser considerados asuntos privados y que los Estados tienen la obligación de proteger a las mujeres víctimas de esta violencia, prevenir su ocurrencia e imponer castigo a aquellos que la ejercen.
El Convenio de Estambul es un tratado con carácter jurídico vinculante. Por tanto, su aceptación implica, de forma obligatoria, la modificación de leyes, la introducción de medidas específicas y la asignación de los recursos necesarios que conduzcan hacia la erradicación de la violencia de género.
El Convenio contempla formas de violencia que tan solo experimentan las mujeres, y la sufren, además, por el mero hecho de ser mujeres. Un ejemplo de este tipo de violencia que afecta exclusivamente a la mujer son la mutilación genital femenina o el aborto forzado.
También se recoge otras formas de violencia que, si bien no son ejercidas únicamente contra la mujer, éstas las sufren con una frecuencia significativamente mayor que los hombres. Un ejemplo de ellas son la violencia sexual, la violencia doméstica o el matrimonio forzado, entre otras.
El Convenio de Estambul se asienta sobre cuatro pilares fundamentales:
- La acción judicial contra los agresores;
- El establecimiento de políticas coordinadas;
- La prevención de la violencia de género;
- Y la protección de las víctimas de violencia contra la mujer.
Tanto para la protección como para la prevención de la violencia contra la mujer son fundamentales las campañas de sensibilización, la accesibilidad a la información y los programas de atención psicosocial y de salud integral a víctimas de violencia de género.
Todos estos mecanismos, además de proporcionar ayuda y respaldo directo a las mujeres víctimas de violencia de género, contribuyen a una mayor implicación de la sociedad, algo esencial para alcanzar el objetivo final del Convenio de Estambul: la erradicación de la violencia contra la mujer.
La protección de la mujer víctima de violencia de género
El Convenio de Estambul sitúa las necesidades y la seguridad de las víctimas de violencia de género como el núcleo en torno al cual han de desarrollarse los mecanismos de protección. Para ello, los países comprometidos con este tratado deben proporcionar a las mujeres información sobre sus derechos y los recursos disponibles.
Además, han de facilitarles el acceso a estos, no solo mediante una asistencia informativa o de orientación, sino también en términos geográficos y de accesibilidad. En este sentido la línea telefónica 016 constituye un ejemplo de la puesta en práctica de servicios y acciones en consonancia con las directrices del Convenio de Estambul.
Implementado en España en el año 2007, el 016 ofrece información general sobre violencia de género, así como asesoramiento jurídico y atención psicosocial inmediata a víctimas de cualquier forma de violencia contra las mujeres.
Concretamente a través de este servicio telefónico se presta atención en 53 idiomas diferentes, entre los que se incluyen todas las lenguas nacionales y numerosos idiomas extranjeros (inglés, ruso, árabe, búlgaro, francés…); así como mediante un servicio de teletraducción disponible en 38 idiomas.
Además, la línea 016 ofrece una atención inclusiva gracias a la adaptación del servicio para la atención de mujeres con discapacidad visual o auditiva a través de diferentes medios (web, PDA o servicio de videointerpretación, por ejemplo).
La implementación de líneas telefónicas gratuitas, disponibles los 365 días del año durante las 24 horas del día, es en realidad otra medida de protección que deben adoptar los países adheridos al Convenio.
La relevancia de esta actuación en el territorio español queda reflejada en las estadísticas del servicio 016 que, de acuerdo con los últimos datos disponibles (2019), recibió entre 171 y 202 llamadas pertinentes mensuales y un total anual de 68714 llamadas.
Cabe destacar que, desde su implantación, las principales usuarias de esta línea de atención telefónica han sido las propias mujeres víctimas de violencia de género, constituyendo un 71,7% de las personas que efectúan la llamada.
Además del acceso a la información y la disponibilidad de líneas gratuitas como el 016, tal y como establece el Convenio de Estambul, se deben proveer servicios de asistencia que incluyan apoyo psicológico, asesoramiento legal y laboral, recursos de ayuda económica y atención sanitaria, entre otros.
Asimismo, los servicios de ayuda y atención a víctimas deben estar adaptados a los diferentes tipos de violencia, ya que estos requieren abordajes específicos. Es decir, para poder dar una respuesta adecuada a las particularidades de las distintas formas de violencia, sus implicaciones y consecuencias, es necesario adecuar los distintos servicios de atención.
Para la correcta protección de las mujeres víctimas de violencia de género, el Convenio de Estambul también establece la necesidad de habilitar refugios.
Estos no solo pueden proteger la integridad de la mujer sino que facilitan su ruptura o distanciamiento con la situación de violencia en la que se encuentra.
Según los últimos datos presentados, correspondientes al año 2017, entre centros de emergencia, casas de acogida y viviendas tuteladas o de tránsito, España cuenta con 265 refugios para las víctimas de violencia de género y sus hijos e hijas.
Convenio de Estambul y prevención de la violencia contra las mujeres
Para abordar, atajar y prevenir esta violación de los derechos humanos era y es necesario un instrumento como el Convenio de Estambul. Violencia de género y desigualdad tienen su origen en las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres y la discriminación de la mujer, algo que está muy arraigado en la sociedad.
Además, se trata de una problemática que es perpetuada por estereotipos, prejuicios y muchas tradiciones y costumbres firmemente establecidas. Como resultado, el hombre sigue siendo favorecido en detrimento de la mujer, tanto en el plano público como en el privado.
Por ello, el Convenio de Estambul exige la incorporación de medidas que permitan derrocar la idea que sitúa a las mujeres en plano de inferioridad respecto a los hombres, así como la promoción de los valores de igualdad, el respeto mutuo y la resolución de conflictos no violenta en las relaciones interpersonales desde la infancia.
Esto último es de gran importancia para la prevención de la violencia de género y para su erradicación en el futuro. De ahí que el Convenio también contemple el abordaje desde las instituciones educativas, con el fin de que ninguna nueva generación justifique o considere aceptable la violencia contra la mujer ni la discriminación por razones de género.
Además de la educación en la no violencia y la igualdad entre hombres y mujeres, los países adheridos al Convenio de Estambul se han comprometido a implementar otras medidas que contribuyan a la erradicación de la violencia contra la mujer a través de la prevención.
Las campañas de sensibilización, el empoderamiento de la mujer, la formación de profesionales de la Red de atención a víctimas de violencia de género o los programas para los agresores son algunas de las estrategias que exige este tratado europeo en términos de prevención.
En España, una de las estrategias de prevención que se han puesto en marcha con éxito es la implementación de los Puntos Violeta.
Con ellos se busca implicar al conjunto de la sociedad en la lucha contra la violencia de género, así como instruir a la población general sobre cómo actuar ante un caso de violencia contra las mujeres, sea cual sea el ámbito en el que este se produzca (laboral, privado, público…).
El Punto Violeta también es una forma efectiva de acercar los servicios integrales a las víctimas de violencia de género a través de su entorno.
Además, con la habilitación de Puntos Violeta en eventos y celebraciones multitudinarias también se consigue ofrecer una atención inmediata a las víctimas de violencia contra la mujer en sus diferentes manifestaciones.
Los resultados del Convenio de Estambul
El Convenio de Estambul ha supuesto un impulso para el desarrollo de mejores políticas y servicios en España y el resto de Europa, así como para una mayor sensibilización de la sociedad en torno a la violencia que sufren las mujeres y las niñas.
Ha dado lugar a cambios importantes y, desde su entrada en vigor, ya ha tenido un impacto positivo en la vida de las mujeres europeas, ofreciéndoles un mayor apoyo y herramientas para su empoderamiento.
La complejidad de esta problemática, su alcance y la ausencia de muchos datos de décadas anteriores dificultan la medición de determinados aspectos sobre la violencia de género. Sin embargo, cada vez se dispone de más información para la evaluación del impacto cuantitativo de las medidas adoptadas y su progresión a lo largo del tiempo, así como para detectar áreas de mejora.
Durante una década (2009-2019) ha habido una tendencia alcista en la interposición de denuncias por violencia de género, lo que podría deberse a la mayor conciencia social, la mejora de los programas de atención integral y el asesoramiento a las mujeres víctimas de la violencia de género.
De hecho, en el año 2019, con un total de 168168 denuncias interpuestas, se alcanzó el mayor registro de denuncias por violencia de género desde que el Consejo General del Poder Judicial contabiliza los datos.
Sin embargo, en el año 2020 esta cifra descendió en más de 17000 denuncias, con una caída aún más pronunciada en la primera mitad de 2021.
Esta variación de los datos está relacionada con los hechos extraordinarios acontecidos por la pandemia de Covid-19 y las medidas aplicadas para su contención.
Una afirmación puede ser respaldada por el incremento de las llamadas al servicio 016 durante el periodo de confinamiento. Aumentaron en más de un 30%, lo que indica que, en realidad, las situaciones de violencia se siguieron produciendo, y probablemente se intensificaron, durante la pandemia.
Aunque hoy las generaciones más jóvenes muestran un mayor rechazo hacia el acoso sexual laboral, el sexismo y las agresiones sexuales, y más del 90% de las mujeres y hombres jóvenes considera inaceptable la violencia de género; aún queda mucho camino por recorrer.
Existen evidencias innegables sobre la necesidad y la demanda de programas de atención y salud integral a las mujeres víctimas de violencia de género, así como el acceso a la información y los recursos.
Por ello, aun cuando se han conseguido grandes avances, es necesario seguir invirtiendo esfuerzos políticos, económicos y sociales para aproximarnos al objetivo final del Convenio de Estambul, para poner fin a todas las formas de discriminación y violencia contra la mujer por el mero hecho de ser mujer.